Irene Singer
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Espejismos, Calibroscopio.2011 |
Nació en Buenos Aires cuando se estrenaba la década del ´60. Se graduó como Licenciada en Artes Plásticas con orientación en grabado en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP en 1984. Viajó por Latinoamérica ejerciendo su profesión y de vuelta en Buenos Aires, allá por 1992, comenzó su etapa como ilustradora de libros para diferentes editoriales.
Poco a poco fue orientando su formación hacia la Literatura Infantil, fue alumna de Istvan Schiritter y tomó parte en grupo de estudio dedicado a la investigación de items relacionados a la construcción del libro-ámbum.
Es miembro del Foro de Ilustradores de Libros para niños de Argentina y prticipa de sus actividades y exposiciones.
"La decisión de Teodoro", libro del cual es autora integral publicado por Calibroscopio Ediciones en el 2006, recibió una mención en el XI Premio Internacional del Libro Ilustrado Infantil y Juvenil 2006 del CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en México).
Su último libro "Espejismos", trabajo en colaboración con el fotógrafo Gabriel Giovanetti, de Editorial Calibroscopio (Argentina, 2011) relata, a través de los
ojos y el recuerdo de una niña, el viaje migratorio del abuelo.
En la última página del
libro escribió:
"Especias, piedras, metales preciosos, lana, ámbar y marfil, fueron abriendo una red de caminos que unieron Asia y Europa.La Ruta de

Reproducimos la nota publicada por la revista Cultura LIJ:
La voz de la imagen
Irene Singer
La ilustradora argentina habla acerca de
los procedimientos del oficio
Cuando comienzo
a pensar en el libro que voy a hacer, se disparan un montón de preguntas:
¿dónde será leído? ¿En la cama? ¿Lo leerá solo el niño? ¿Su mamá o su papá
estarán tendidos con él? ¿Lo leerá en un viaje en subte? ¿Será un libro que se
guarde en un bolsillo o en la cartera de su mamá o en su mochila porque se
vuelve algo imprescindible?
Pienso al libro
como un objeto. Esto me permite definir su tamaño, su peso, su textura táctil.
Ahora bien, esta
materialidad lleva implícito un pronunciamiento y sus aspectos formales
evidencian la expresión concreta de la idea.
Entonces las
elecciones responden a la idea que circulará en ese libro. Y yo empiezo a trabajar
como si fuera un cazador furtivo que recorre las tierras de otro cuando leo un
texto y lo leo de mil maneras y anoto, subrayo, entro en un estado de atención
que me permite estar sensible a cualquier dato, que me lleve a su vez a leer
otros libros intrusando otras materias: biología, física, botánica, astronomía,
historia, lo que sienta que va a aportar positivamente al proyecto que estoy
comenzando. De esta manera, también aprovecho el libro como una oportunidad
para aprender. Voy andando por caminos que a su vez me llevan a otros y en
cierto momento paro a componer.
Me gusta que el
libro madure.
Trato de
trabajar con los mínimos recursos plásticos, el contraste sutil, la síntesis
formal de los personajes, las texturas visuales. Uso mucho las texturas
visuales, que al igual que nubes en un cielo tormentoso, permiten en su
abstracción imaginar infinidad de cosas. Esa indefinición es una posibilidad
para las múltiples miradas, subjetivas, todas válidas.
Intento que las
decisiones que tomo dentro de un libro respondan a la necesidad del libro, de
su relato.
Los niños hoy en
día viven en un mundo netamente visual, plagado de imágenes, estímulos que
provienen de los medios de comunicación, que están en la calle, en los kioscos,
en la publicidad. Hay mucha información visual y hay poca plasticidad. Me interesa en particular que los libros que
hago tengan un depurado trabajo plástico. Creo que hay allí una llave para que
los chicos se pregunten otras cosas.
Revista cultura
LIJ. Reflexiones sobre la literatura infantil y su cultura. Año 3, Nº 13. Septiembre / Octubre 2011. Pp. 40-41
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