agosto 24, 2011

Homenaje de Liliana Bodoc a María Elena Walsh


"Quiero cuentos, historietas y novelas, pero no las que andan a botón
yo las quiero de la mano de una abuela que me laslea en camisón" (...)

La primera poética observada en clase fue la de María Elena Walsh. A través de diferentes aportes bibliográficos establecimos las características de la misma y reconocimos en Lewis Carroll una gran influencia en su obra. Más que sumar apuntes teóricos, queremos recordarla compartiendo las palabras de Liliana Bodoc, escritas para el homenaje realizado durante la Feria del Libro de Buenos Aires.

(Publicado en el boletín electrónico de Alfaguara Infantil)

"Entre el uno de febrero de 1930 y el diez de enero de 2011 fuimos especialmente afortunados, fuimos especialmente afortunadas; aclaración que en este día pretende ser, más que corrección política, un modo de honrar lo que fuera argumento de vida y decisión poética de María Elena Walsh.
Su escritura fue acaso una de las más importantes a la hora de enseñarnos que la poesía baraja y da de nuevo, que la música de las palabras es también el sentido de las palabras, que un verso puede ser puente entre nosotros y lo que fuimos, es decir entre nosotros y el niño, es decir entre nosotros y la posibilidad.
¿María Elena Walsh escribió para niños..? Posiblemente.
Pero es más seguro decir que escribió desde la niñez y a través de la niñez. Se calzó la lógica particular de la infancia como quien se calza las botas de siete leguas y caminó con ellas, sin dar excusas ni contentar con moralejas.
Nuestra poeta se insertó en una vasta tradición literaria que, al modo de la relatividad y de la Física cuántica, desprestigió el sentido común.
Mostró cómo la lógica basada en las apariencias, si escasa para explicar el comportamiento de las partículas subatómicas, es definitivamente insignificante para explicar el comportamiento del alma humana.
María Elena Walsh escribió cada verso para deshacer un límite. Desanduvo la sintaxis para desandar los prejuicios, desarmó la semántica para llegar al hueso del sentido, fusionó retóricas para hablar de las cosas más importantes.
Disparate, paradoja, “improcedencia lógica”, fueron en su obra filosofía y forma de resistencia.
De ella me gustaría decir que nos legó la dicha de pronunciar. Creo que es posible leer su poesía solo para deleitarse en la pronunciación, en el puro sonido.
Difícil pensar en algo más parecido a la música...

María Elena Walsh fue, en los sentidos más profundos, una mestiza. Por eso, me parece posible pensar en ella como en los amaneceres.
¿De donde proviene tal maravilla? ¿Por qué son tan majestuosas esas horas?
Tal vez porque no son autoritarias.
Tal vez porque toman del día y de la noche, porque desconocen el trazo de los hemisferios. En los amaneceres coexisten distintas luces y sonoridades, distintas faunas, distintas costumbres para lograr, gracias a unos colores que no tiene nombres, que el horizonte de verdad exista.
Entonces, María Elena Walsh es mestiza como un amanecer.

Uno de febrero de 1930, nació.
Vivió.
Y un día, diez de enero de 2011, sonó el “tam” de la muerte.
Lo supimos y la primera sensación fue el espacio vacío.
Como sucede ante todas las muertes dolorosas, el suelo se aleja y el cielo se cae.
Aquí estaba y no está.
Aquí cantaba, aquí creaba y nosotros podíamos esperar nuevas canciones.
Ahora ya no está, ya no canta.
Pero igual que se acostumbran los ojos a la oscuridad se acostumbra el ánimo a la muerte de los seres queridos. De a poco empezamos a reconocer contornos, sugerencias, trasluces. Y entendemos que la ausencia no es tan decisiva y mucho menos, absoluta.
Terminando este escrito me dio por pensar esto.
Quienes tanto la quisimos y la leímos tanto la recordamos. Y ese es el primer paso.
Pero cuando el niño o la niña que aún no nacieron, o lo que es igual, cuando el hombre y la mujer que aún no nacieron escuchen acerca de la vaca, de Osías, de orquestas de señoritas y cigarras no van a recordarla, van a conocerla.
Y entonces va a ser de nuevo uno de febrero de 1930.

Como la indispensable maestra que fue, sigue enseñándonos. Y para cerrar quiero compartir con ustedes este nuevo aprendizaje que le debo. Le debo pensar:
A tal vida, tal muerte.
A vida apasionada, muerte leve
A vida en presente, ausencia experimental
A tanta humana vida, tanta musical eternidad."

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